POR ANDONI ORTUZAR, * PRESIDENTE DEL BBB Y COMPAÑERO EN DEIA
LAS tragedias te pueden afectar pero no deben paralizarte, chaval", algo así me dijo Juan Carlos Urrutxurtu, un día en la Redacción de DEIA cuando llegué impactado por un atentado que me había tocado cubrir para el periódico. Yo apenas era un becario que empezaba y Juan Carlos, a pesar de su juventud, todo un referente en nuestra Redacción. Hoy confieso que me ha costado mucho escribir la primera línea de estas notas precisamente sobre Juan Carlos. La noticia de su desaparición, aunque temida y barruntada, ha sido un mazazo en las primeras horas de este lunes gris, ahora aún más gris y plomizo. Y me he paralizado. Solo he sido capaz de revivir escenas y fragmentos de nuestra relación, en la que claramente yo salí ganando. Gané un maestro, gané un compañero y luego un amigo de esos que no tienen precio: los que siempre te dicen la verdad y luego te ayudan. Y al venirme a la cabeza esa frase, he espabilado y le he mandado unas palabras de aliento a Rosi (su nombre siempre estaba en su boca) y luego he decidido escribir estas otras líneas y mandarlas a DEIA, su, nuestro periódico, en el que se forjó esa amistad. Es lo menos que debo en justa reciprocidad por lo que él tanto me dio. Se hace duro pensar y escribir sobre él declinando el verbo en pasado.
La familia, su trabajo-profesión y su País han sido las tras grandes pasiones de Urru. Pasiones de un hombre apasionado, que se daba y lo daba todo, sin condiciones, sin protección ni cálculo, a pecho descubierto y sin contemplaciones. Siempre decía lo que pensaba. Se nos ha ido un activista, un hombre de acción, capaz de contagiar ilusión, entusiasmo y ganas de hacer a kilómetros a la redonda.
Si el dicho bíblico de por sus hechos los conoceréis es verdad, y lo es, creo que hay un pasaje que vivimos juntos que le retrata en toda su extensión. Eran tiempos duros en la política vasca, los secuestros eran el pan nuestro de cada día y las dos ETA y algunos otros grupos atentaban constantemente. Por fuentes que él tenía nos enteramos en exclusiva de que un empresario guipuzcoano que estaba secuestrado iba a ser liberado inminentemente. Era muy tarde, madrugada, y la Redacción del periódico había cerrado, la rotativa había acabado la edición de Gipuzkoa y las furgonetas habían salido para allá cargadas de periódicos. Tras una larga bronca con los responsables de Edición y Talleres consiguió hacer una nueva edición especial dando noticia de la liberación. Sin embargo, ya no había furgonetas para hacer el reparto. Y es ahí donde entra el Urrutxurtu extraordinario. Se remanga la camisa, llena su coche particular, aquel R-18 en el que tantos kilómetros hicimos juntos, con cientos de periódicos y se va a las tantas de la noche kiosco por kiosco de la zona de la que era el secuestrado repartiendo el nuevo periódico con un gran titular anunciando la liberación de su vecino. Y a las diez de la mañana estaba ya otra vez en Redacción gestionando la primera entrevista que concediera el secuestrado y movilizándonos a todos para, en su argot, "volver a dar un pisotón" a la competencia como habíamos hecho el día anterior.
Tener a personas así es un lujo para cualquier empresa, para cualquier entidad, para cualquier proyecto. Y Juan Carlos ha sido un lujo para DEIA, para la Diputación Foral de Bizkaia, para la fundación Ciclista Euskadi, para su actual empresa MBN y sus clientes, y desde luego para el PNV donde militaba militantemente. Pero es, sobre todo, un lujo para aquellos que como yo disfrutamos de él, de su amistad, de su ayuda. Al perderle, perdemos mucho, pero la huella que deja entre nosotros es aún mas grande y así permanecerá en nuestro recuerdo. Ez adiorik!
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