JC, la oficina es enorme y silenciosa sin ti. Desde el lunes tengo frío. No se me pasa. Me he sentado en tu despacho, frente al ordenador. Frente a ese ordenador en el que hemos pasado tantas horas viendo fotos, repasando presentaciones, esbozos de ideas, publicaciones... No sé cómo aguantó el ritmo frenético de tu pensamiento, siempre con nuevas ideas, estrategias, planes.. que nos transmitías con ilusión desbordante, con una energía que parecía –sólo parecía– imposible de extinguir.
Llegue a MBN una tarde de julio de 2005. Hacía muchísimo calor y el aire acondicionado estaba averiado. Tu mismo me hiciste la entrevista. Vaya trago, ¡con aquel calor! Pero, creo que ambos nos caímos bien. Durante este tiempo no me he separado de ti, contigo de la mano en cientos de trabajos, aprendiendo sin parar, observando tu forma de hacer, tu forma de relacionarte con los clientes.. para intentar hacer las cosas siempre bien.
Si algo me has enseñado, es que TODO se puede hacer, trabajando mucho, con ilusión y convicción en lo que uno hace. Pero me hubiera gustado seguir aprendiendo contigo, necesito todavía de tu consejo, de tu experiencia.. ya no puedo mandarte un SOS de los míos, porque no acudirás ni te tendré al otro lado del teléfono.
Hemos trabajado mucho, mientras tuviste salud, y me acuerdo cuando ésta empezó a fallarte. El otro día José Luis Bilbao recordaba el viaje en coche que hicisteis a Le Sables d´Olonnes para despedir a José Luis Ugarte. A Le Sables fuimos una segunda vez, también en coche, pero a despedir a Unai Basurko. Era noviembre de 2008 y ya llevabas el veneno dentro, aunque no lo sabías. El bicho te provocaba trastornos digestivos, pero todavía tardaría en dejarse ver, en enseñar su peor cara el odioso linfoma. Cómo es la vida, que en aquel momento, estabas ya en el tiempo de descuento.
Trabajamos aquel fin de semana mucho. Estabas cansado de tanto coche, de la lluvia.. Pero a pesar de todo, con el estomago revuelto y los intestinos envenenados, antes de volver compraste ostras. “A ver si llegamos pronto, que esta noche quiero cenar con Rosi”, dijiste. Por mucho que trabajaras, JC, siempre tenías en el pensamiento a tu Rosi, y es que, eso era absoluta veneración.
JC, me siento un poco sola y perdida sin tu guía, estoy furiosa, de verdad. Es tan injusto que no puedas seguir aquí abajo. En Navidad te mandé un mensaje diciéndote que para Los Reyes había pedido un jefe. Quería de vuelta a mi jefe, al mío, a JC, a ti. Al JC enérgico, vital, incansable. Veo que estas cosas sólo se cumplían cuando éramos niños. Me va a costar dejar de echarte de menos, pero iré por el mundo orgullosa diciendo que fuiste mi jefe. Donde estés, busca la felicidad y descansa, que la pelea ha sido muy larga.
Si montas otra empresa de comunicación, hazme un hueco que me encantará volver a currar contigo, amigo.
IRMA
MBN Comunicación
No hay comentarios:
Publicar un comentario